Casa de hojas (fragmento)Mark Z. Danielewski
Casa de hojas (fragmento)

"Zampanò era esencialmente —–para usar otra palabra rimbombante—– un grafómano. Escribió hasta su muerte, y aunque estuvo cerca varias veces, jamás terminó nada, y mucho menos el trabajo que él mismo describiría sin ningún pudor como su obra maestra o bien como el amor de su vida. Hasta el mismo día antes de su ausencia del jardín polvoriento, estuvo dictando largos pasajes discursivos, corrigiendo páginas de escritura previa y reestructurando un capítulo entero. Su mente nunca dejaba de ramificarse hacia nuevos territorios. La mujer que lo vio por última vez comentaría que “fuera lo que fuese que no podía resolver en su interior, le impidió descansar a lo largo de toda su vida. Al final la muerte se encargó de eso”.
Con un poco de suerte, desdeñaréis esta labor, reaccionaréis tal como esperó Zampanò, diréis que es innecesariamente complicada, absurdamente obtusa, prolija –la palabra es vuestra– y que el concepto es ridículo, y además os creeréis todo lo que habéis dicho, y luego dejaréis el libro a un lado –aunque incluso aquí, esa expresión, “a un lado”, hace que me estremezca, porque, ¿hay algo que pueda dejarse a un lado?– y seguiréis con vuestras vidas, comiendo, bebiendo, siendo felices y la mayoría de vosotros durmiendo bien.
Aunque también hay bastantes probabilidades de que no sea así.
De una cosa sí estoy seguro: no sucede de inmediato. Terminaréis de leer y os olvidaréis, hasta que llegue un momento, tal vez dentro de un mes, tal vez un año, tal vez incluso varios años. Estaréis enfermos o con problemas o profundamente enamorados o llenos de incertidumbre silenciosa o incluso satisfechos por primera vez en la vida. No importará. Sin previo aviso, sin que podáis localizar la causa, de pronto os daréis cuenta de que las cosas no son ni mucho menos tal como las percibíais. Por alguna razón, ya no seréis la persona que una vez creísteis ser. Detectaréis cambios lentos y sutiles en lo que os rodea, y lo que es más importante, en vosotros mismos. Y para colmo, os daréis cuenta de que todo ha estado siempre cambiando, como una reverberación, una reverberación gigantesca, pero oscura como una habitación a oscuras. Y no entenderéis por qué ni cómo. Os habréis olvidado de qué os transmitió este conocimiento. "



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